lunes, 8 de noviembre de 2010

FRANCISCO DE QUEVEDO.




Nació en Madrid en el mes de septiembre de 1580. Su padre, hombre culto e inteligente, secretario de la princesa María de Austria, fallecería al poco tiempo. Físicamente sufría una leve cojera por deformación de los pies y su exagerada miopía lo obligaba a llevar anteojos. Estudia, con la alta sociedad de su tiempo, en el colegio Imperial de los jesuitas. Posteriormente ingresa a la universidad de Alcalá de Henares, donde conoce al duque de Osuna. En esta época se imprime su primer soneto, un elogio a Lucas Rodríguez, y aparecen sus primeras obras en prosa. Destaca por su viva inteligencia, aprendiendo diversas lenguas: griego, latín, árabe, hebreo, francés e italiano. Se le considera en su tiempo como el español que más idiomas extranjeros hablaba. En los primeros años del siglo XVII pasa a estudiar a la universidad de Valladolid, coincidiendo con la salida de las prensas de la primera parte de Don Quijote de la Mancha de Cervantes. Pedro Espinosa incluye en su antología "Flores de poetas ilustres" algunos poemas de juventud de Quevedo.
Por esa época, el autor satírico que sería después, ha empezado a componer sus primeros escritos jocosos o burlescos. Entre 1603 y 1608 escribe la que sería su obra cumbre "El buscón". En la misma época traduce a Anacreonte y trabaja en dos colecciones de poemas. En 1631 publica algunas de las obras burlescas de su juventud, bajo el título de "Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio". Escribe un libelo satírico titulado "El chitón de las tarabillas" (en el que defiende la desastrosa política monetaria del conde-duque de Olivares), que le hace ganar el aprecio de Felipe IV que le nombra su secretario. Dentro de su obra satírica se encuentran "La culta latiniparla", "Epístola del caballero de la tenaza" y "Los sueños". Estos últimos comprenden los siguientes relatos: "El sueño de las calaveras", "El alguacil alguacilado", "Las zahurdas de Plutón", "El mundo por de dentro", "Visita de los chistes" y "La hora de todos y la Fortuna con seso". Su contemporáneo Cervantes, nos legó una obra que, al crecer en prestigio y fama, ensombreció la persona del autor; en cambio con Quevedo ocurre exactamente lo contrario: su fuerte personalidad hizo que su obra se viera desdibujada, ante su propia leyenda. Quevedo ha sido uno de los grandes genios de la literatura en habla castellana, Borges lo compara con Mallarme y Joyce. Su capacidad para valerse del lenguaje es difícilmente superable.
La primera biografía que se escribe sobre Francisco de Quevedo es la de Pablo Antonio de Tarsia, en 1663, donde ya se resalta el carácter satírico de gran parte de su obra. Al decir de J.M. Blecua, su vida osciló entre una visión sarcástica o burlesca de la realidad, y una visión muy estoica y senequista de la existencia. Fue capaz de cultivar una poesía popular, a ratos chocarreros y tabernarios, satíricos y burlescos, al mismo tiempo que escribía una poesía llena de belleza formal, o prosa culta y metafísica. Buena muestra de este segundo aspecto de su obra, serían "La cuna y la sepultura", "La política de Dios" y muchos sonetos profundos y trascendentes. Quevedo es el máximo representante de la corriente "conceptista", frente al "culteranismo" de Góngora, que no se libró de algún poema satírico.Pero lo que es verdaderamente interesante en Quevedo es su lenguaje casi moderno, utilizando vocablos, a diferencia de Cervantes, que no se han quedado obsoletos, que se continúan utilizando con toda su fuerza expresiva. Su lectura, por tanto, se hace fácil, y su estilo sorprendente por lo actual. Valgan algunos ejemplos que hoy pueden ser oídos en cualquier patio de colegio, bar o parada de autobús: "mojones" ("el culo hace mojones"), "pendejos" ("población de pendejos"), "gorreros" ("gorreros, hospedándose más de lo que fuere razón en casa de los amigos"), "a escote" ("niño/ que concebisteis a escote/ entre más de veinte y cinco") y otros muchos que podríamos seguir citando. Igualmente se encuentran en su prosa vocablos que se mantienen en determinadas zonas de Andalucía y América, perfectamente actualizada, como "cabe" por zancadilla, "coima" por soborno, etc.
Quevedo era un hombre desengañado de muchas cosas, entre otras de las mujeres, a las que deseaba alegres, pero a ser posible "sordas y tartamudas". Muchas veces se refiere a ellas de forma despectiva y a juzgar por su temática, más que frecuentar círculos familiares, conoció los ambientes prostibularios y marginales de su época, a los que llegaba atraído por el sexo pero dominado por su misoginia. Fallece en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) en 1645.


Definiendo el amor
       
Es hielo abrasador, es fuego      helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
              
Es un descuido que nos da      cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
              
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.
              
Éste es el niño Amor, éste es      tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.


 
En sus renglones se puede observar como el autor recurre al uso de las metáforas de forma permanente para referirse al sentimiento de amar,  con sus virtudes y desdichas, haciéndolo ver o entender como un poema melancólico pero a la vez agradable, tal vez con el fin de que las personas se identifique con el escrito desde sus vivencias amorosas; es de anotar que está escrito en verso donde la rima predomina la terminación de cada renglón.

Biografia y poéma tomados del sitio web www.biografiasyvidas.com/biografias/.../quevedo.htm
Biografias y vidas 2004 - 2010
Imagen tomada del sitio web http://www.poemas-del-alma.com/

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